Ambientada entre la España y la Francia del siglo XVIII, Hombres Buenos de Arturo Pérez- Reverte nos regala una aventura de dos hombres buenos, dos valientes, en una época en la que la esperanza de los hombres más honrados residía en las obras de ilustres plumas. El bibliotecario Hermógenes Molina y el almirante Pedro Zárate son nombrados por la Real Academia de la Lengua para adquirir, de forma discreta por estar prohibida en España, los 28 volúmenes de la Enciclopèdie de D’Alambert y Diderot. Durante el trayecto y la estancia sufrirán, sumados a la dificultad de encontrar la primera edición disponible, innumerables percances que irán desde leves a más graves como, parece ser, castigo por su perseverancia en cumplir dicha misión, por parte de quienes no desean que esa obra entre en el país.
Pérez-Reverte es observador y explorador, ya sea con libros y documentos como sobre el terreno. Visita los mismos lugares y sigue el mismo camino que han trazado los héroes o villanos de la historia rehaciendo el recorrido que borró el paso del tiempo y que, durante el proceso de escritura, hará que lo recorran sus personajes para traer de vuelta esa historia. Ya es trabajo de la mente del lector revivirla a través de su lectura o, incluso, hacer también ese viaje, pero nadie puede decir que eso no es posible dada la dedicación del autor a cada una de sus obras. En sus novelas hay siempre algo específico que, como lectora, identifico como la marca Pérez-Reverte: las características humanas de los personajes en los que tanto al más honrado como al más oscuro le añade grises. El autor es capaz de mostrar a villanos con un poco de compasión aunque no se dejen llevar por ella, al igual que detallar personajes correctos con momentos de tiranía o ira. Son los Ulises de sus obras, son la prueba de que cualquier ser humano puede actuar con bondad o con maldad dependiendo de las situaciones a las que se vea sometido.
La novela te habla de la amistad y la confianza que puedes trabar con un nuevo compañero de viaje si tenéis, especialmente, intereses comunes; de la traición de los tuyos y de la conspiración para impedir que consigas lo que te propones; pero también de la esperanza en las personas que, siendo ajenas a la causa, te ayudarán desinteresadamente a que cumplas tus objetivos. Es por tanto, un lugar donde aprender que a los malos no suelen pillarlos (ni a sus esbirros tampoco) pero que no siempre ganan, y que no puedes cambiar lo que te va a suceder por el camino para alcanzar tus objetivos pero puedes lograrlos igualmente si persistes.
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