(Libro) El proceso, de Franz Kafka: La opacidad de los actos
Una de las obras maestras del siglo XX es, sin duda alguna, El proceso, de Kafka, publicada póstumamente en 1925. A pesar de los diversos sentidos que le han dado a este libro, personalmente, lo percibo como una necesidad de luchar contra los que controlan a la sociedad de manera encubierta (no me refiero a políticos o no a todos), y que quieren silenciar a los que manifiestan inconformismo con el abuso de poder. Por ello, en esta entrada pretendo hablar del libro pero desde un punto de vista psicológico y humano para mostrar que, cuando alguien se enfrenta ante determinadas situaciones y personas, sufre las consecuencias de tales actos.
La historia se inicia con una supuesta acusación a Joseph K. (que no es revelada en ningún momento) en la que los agentes entran en su hostal para detenerle pero sin protocolo alguno. La detención sólo es verbal, permitiéndole así ir al trabajo y continuar con sus obligaciones, no sin antes informarle que se encuentra detenido y que debe estar atento al proceso para que el asunto pueda aclararse. El abandono del puesto de trabajo y de la vida social sólo por estar atento a cualquier pista para resolver una situación injusta, y las apariciones repentinas de personajes (familiares, amigos, compañeros del trabajo o desconocidos) para decirle dónde tiene que ir, qué tiene que hacer y con quién tiene que hablar para solucionarlo, mostrará un agotamiento mental del personaje principal que no dejará de luchar por su inocencia y su derecho a ser libre hasta el final.
Tanto las situaciones como los actos de los diferentes personajes muestran a un Joseph K. completamente solo que no parece poder confiar en nadie, lo que hace que poco a poco le lleve a estar algo paranoico. Nada parece servir para aclarar el asunto, a pesar de su lucha en el proceso contra la posición de espera que le quieren imponer (por la opacidad en la detención y el proceso); la excesiva verborrea vacía de contenido de los personajes en sus argumentos; las intermediaciones de personas para impedir que K. pueda hablar con ellos (como la de la señorita Montag mediando entre K. y la señorita Burstner, la cual está siendo controlada por el capitán); la actitud de los agentes en la detención (en la que se exceden en sus funciones), y cuando están siendo azotados como castigo (intentando transferirle la culpa a K., por sus actos); o la persistencia de los personajes para dilatar más el proceso usando, además, distracciones (mujeres) para que desista en señalar las injusticias o incoherencias y abandone la posibilidad de averiguar qué está pasando. De hecho, parece que cuanto más persevera K. más gente es incluida para dificultarle la resolución del proceso.
A lo largo de la novela, el personaje principal sufre un desgaste psicológico que va mermando cada vez más su capacidad para focalizarse en su trabajo y en su vida personal. Pasa la mayor parte del tiempo buscando, mentalmente, algo que le ayuden a ponerle fin a la situación en la que se encuentra y poder retomar su vida. Pero uno de los errores que cometió el personaje principal fue el de creer que era un problema temporal y que cuando lo resolviera todo volvería a la normalidad. Pero lo cierto es que, cuando una persona se ve envuelta en una situación psicológica como ésta (dejemos al margen la judicial) ,en la que alguien maneja las situaciones y a las personas a su antojo de tal forma que no te puedes defender ni avanzar, es difícil salir. En el caso de que lo consigas, nada vuelve a ser como antes, especialmente si en tu trabajo, familia y entorno social decidieron participar.
Este desgaste cognitivo que puede ser producido por situaciones caóticas y sin sentido, manipulaciones, acoso, hipervigilancia, entre otros, hacen que la persona se centre en saber qué está pasando y quién está detrás, además de los esbirros que ejecutan las acciones. La pérdida del empleo, ya sea por despido o por baja voluntaria, suele producirse por excesivo cansancio mental y por necesidad de dedicarse completamente a solucionar esos problemas. Este proceso puede alargarse durante muchos años y es posible que no se resuelva, o que tenga un final trágico como el personaje de K. que muere a manos de dos agentes. Sin embargo, ocasionalmente, es posible que la víctima se quiera matar a sí misma porque no encuentra otra salida y se niega a aceptar la sumisión. Pero si lo hace, será después de luchar hasta el final.
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